Por: GERARDO ARENAZA OLIVARES
El día la pasó tirado en la Cosa Verde que estaba a cinco minutos de su casa.
El Sol del mediodía es el más despiadado que ser humano pueda sentir y él se quedó dormido.
Cuando despertó parecía un Cangrejo y por más que ingreso al mar limpio y sonriente, se quedó rojo por delante y por atrás todo lo blanco que es.
Soportó la mofa de las chicas que lo miraban de reojo o con sus lentes negros y sonreían sin más.
Él se vistió pausadamente y subió por la bajada Balta; tomó una gaseosa helada y siguió subiendo.
Luego pidió un Taxi y se fue a su hogar.
Se bañó largo rato pero aún así no se le pasaba el calentor que sentía por dentro.
Salió de la ducha, se secó y se echó talco por todo el cuerpo y se recostó en su cama,una cama enorme, quitándose la bata y quedando como vino al mundo.
La noche trajo una cita con ella.
._ Si bien los dos no éramos nada del otro mundo, nos amábamos mucho.
._ ¿Qué cómo la conocí?
._ Como todos me le acerqué y me presenté.
Desde allí emepezó una relación intensa y desaforada.
Mi profesor de Criminología públicamente me había dicho:
._ Usted camina como un violador.
Y claro todos los alumnos del aula se ríeron; pero me volví el más popular entre todas las muchachas que se me acercaban y me besaban en la mejilla.
Una me tuvo miedo toda la vida; sí le creyó al profesor, y rara casualidad, me la encontraba en distintos lugares de la ciudad y dependencias del estado donde fuí a prácticar mi profesión.
._ Pero bueno, nunca comprobé si caminaba como violador; pero siempre mis amigas me quisieron a la buena.
._ Ahora me quieren más otras amigas...
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